En invierno las intoxicaciones por monóxido de carbono son más frecuentes. ¿Por qué? Porque aumentamos el uso de calefacción, ventilamos menos los ambientes y estamos más tiempo dentro de casa. Por eso es importante conocer cuáles son los síntomas de una posible intoxicación y qué medidas de precaución pueden tomarse en el hogar.
Empecemos por el principio: ¿qué es el monóxido de carbono? Es un gas muy tóxico que es inoloro, incoloro, insípido y que no irrita los ojos ni la nariz. De allí su peligrosidad: nos puede intoxicar sin que nos demos cuenta. En nuestra vida cotidiana suele producirse por la mala combustión de estufas, calefones, termotanques, grupos electrógenos, cocinas y calderas.
¿Cuáles son los síntomas más comunes de una intoxicación? Dolor de cabeza, mareos, somnolencia, debilidad, cansancio, náuseas/vómitos, pérdida del conocimiento y/o convulsiones, palpitaciones.
Las principales medidas preventivas son:
–No utilizar las hornallas ni el horno para generar calor. Es decir, solo utilizar artefactos exclusivamente diseñados para cumplir esa función.
-Mantener siempre ventilados los ambientes del hogar.
–Apagar la estufa o artefactos de calefacción antes de ir a dormir o salir.
-Verificar por un gasista matriculado que los artefactos e instalaciones funcionen correctamente.
–Controlar que la llama de todas las estufas y artefactos de calefacción sea azul, no naranja o roja.
-En lo posible, instalar detectores de monóxido de carbono.