El desafío será generar estrategias innovadoras
La Salud Ocupacional, post pandemia, pasará a ocupar un lugar preponderante en la vida de los trabajadores y las empresas.
La medicina del trabajo ha estado circunscripta a una orientación asistencialista y de contralor, por lo que necesitará una renovación en un campo especialmente sensible y ávido de nuevos aires como es el de la vigilancia de la salud; debiendo colocar la salud, y por lo tanto los trabajadores como personas, en el centro de la prevención.
La vida de las personas y por ende la de los trabajadores se desarrolla en tres escenarios orgánicamente conectados: la empresa, el hogar y el entorno social. En todos ellos interactúan diversos factores que generan impactos en la salud; siendo hoy más que nunca de manera evidente que no existe aquella división entre la salud laboral y la extralaboral.
La Salud Ocupacional deberá orientar todos sus esfuerzos a la prevención y promoción de la salud; siendo el entorno de trabajo el ámbito más propicio para estimular hábitos y estilos de vida higiénicos y saludables que, deben necesariamente extenderse al ámbito doméstico.
Las enfermedades no transmisibles, cardiovasculares, diabetes y cáncer fundamentalmente continúan siendo la causa más frecuente de morbi-mortalidad, y a su vez el factor de riesgo más importante que condiciona los cuadros clínicos de la pandemia. Por lo que no debemos desatender su diagnóstico precoz mediante los exámenes preventivos en salud y la accesibilidad a los servicios de salud de las empresas.
El teletrabajo, significa un nuevo desafío para la Salud Ocupacional, dado que allí intervienen nuevos factores de riesgo hasta ahora no estudiados convenientemente y una nueva manera de conectar al empleado con su servicio de salud.
Nos enfrentamos entonces, al desafío de generar estrategias innovadoras que aseguren el bienestar de los trabajadores.
Nota escrita por el Dr. Jorge César Arpe, Jefe Médico Corporativo del CMIFR