Las infecciones intrahospitalrias son uno de los factores más frecuentes de complicaciones, e incluso de muerte, al que deben enfrentar los enfermos hospitalizados por largos períodos. ¿Cuáles son los procesos preventivos que convierten al Centro Médico Integral Fitz Roy, en un ejemplo en el área?
El problema de las infecciones intrahospitalarias (IH) o nosocomiales es un verdadero flagelo a nivel mundial, frente al cual, todas las instituciones del cuidado de la salud, desarrollan estrategias de prevención.
En el CMIFR, hace ya hace más de 10 años, hemos conformado un “Comité de Control de Infecciones”. Dicho comité está compuesto por profesionales médicos especializados en diferentes áreas, tales como médicos intensivistas, clínica médica, farmacéuticos, cirujanos, enfermeros o especialistas en control de infecciones, y se encuentra bajo la coordinación de nuestro cuerpo de médicos infectólogos.
Es importante definir qué es una infección intranosocomial. Para ello, diremos que una infección de este tipo se define como aquella infección que no estaba presente, ni incubándose en el momento en que el paciente asiste al centro de salud para un cuidado especifico.
Asimismo, el término “infección hospitalaria” fue evolucionando a través del tiempo hacia el concepto de “infecciones relacionadas al cuidado de la salud”, ya que hoy en día, el paciente no sólo es atendido en el hospital o clínica sino que también recibe atención profesional en su domicilio, en los centros de salud, en los geriátricos o instituciones de rehabilitación también conocidas como “de tercer nivel”.
El hecho de que los pacientes sean atendidos por diferentes agentes de salud hace a estas infecciones más complejas y deja más vulnerables a los pacientes frente a la posibilidad de adquirirlas.
Por eso, enfatizamos la necesidad de que, en todos los lugares de atención, se cumpla con las medidas de bioseguridad y prevención de infecciones, de forma metódica y controlada.
Si bien los datos de las infecciones intrahospitalarias no han sido publicados asiduamente en nuestro país, se estima que tales infecciones resultan en una sustancial morbilidad y son causa, o contribuyen, con más de 80.000 muertes anuales en los Estados Unidos.
Teniendo en cuenta la definición del concepto que analizamos y considerando, además, que la gran mayoría de los pacientes que ingresan al CMIFR son accidentados, entendemos que la necesidad de instaurar sólidas medidas de prevención en la materia, es inexorable.
Estas medidas se basan en la estricta adherencia a las normas de bioseguridad y al uso adecuado de las medidas de barrera tales como el uso de guantes, camisolines, barbijos y protección ocular, entre otros. Estos elementos forman parte del protocolo de “precauciones de contacto” y son aplicados en cada caso, luego de una exhaustiva evaluación del paciente al momento de su ingreso.
Los pacientes registrados en el CMIFR, son internados en habitaciones específicas, con el fin de poder ser evaluados a través de diferentes métodos, tales como cultivos y estudios de laboratorio en los casos que así lo requieran.
Cuando un paciente ha sido derivado desde otra institución, es evaluado para detectar si se registra algún grado de colonización importante o infección.
Es fundamental generar un ambiente seguro para el paciente que ingresa, como así también, para el resto de los internados y del equipo multidisciplinario de atención. No obstante, como regla general, el CMIFR, ha implementado una política estricta de extrema precaución de contacto, lo cual permite evitar cualquier tipo de trasporte de microorganismos de una habitación hacia otra.
Nuestro gran reto en la atención del paciente accidentado es la exposición que este ha sufrido al momento del siniestro. Asiduamente, los accidentes se producen en la vía pública o en lugares contaminados, por lo cual, accionamos todos los medios de prevención para recibir al paciente, brindándole la más adecuada atención a su problema, prestando siempre extrema atención a los detalles de bioseguridad y prevención de infecciones.
El lavado de manos
Dentro de las medidas de prevención, la más efectiva es, sin dudas, el lavado de manos. Existen innumerables evidencias e investigaciones científicas que lo avalan como el método por excelencia en la prevención de las infecciones en general. La acción sistemática realizada por el equipo de salud previa a la atención al paciente e inmediatamente al finalizarla, resulta indispensable. En este sentido, como acción directa de facilitación, disponemos de soluciones alcohólicas presentadas en forma de gel, dispuestas en todas las habitaciones, permitiendo que los profesionales tengan el acceso directo al producto.
En el CMIFR fomentamos fuertemente el lavado de manos, tanto en nuestro equipo profesional, como en los pacientes y sus familiares.
Cabe destacar, que el CMIFR se suma a la estrategia mundial “MANOS LIMPIAS SALVAN VIDAS” impulsada por la Organización Mundial de la Salud, reforzando su compromiso con esta iniciativa, de forma anual. Durante el mes de mayo de cada año, llevamos a cabo la “Semana del Lavado de Manos”, implementando medidas específicas de concientización del personal en general y de la comunidad en su conjunto, respecto de la importancia de la higiene en las manos.
Algunos TIPS para un buen lavado de manos.
- El agua y el jabón son los mejores aliados en la prevención de las infecciones en todos los ámbitos y no sólo en el área de la salud.
- El uso de jabones comunes es muy eficaz para la higiene de las manos La implementación de determinadas soluciones, puede ser reservado para tareas específicas. Sin embargo, la clave es la persistencia en el hábito.
- Las soluciones alcohólicas en su presentación en gel pueden ser utilizadas en cualquier momento, siempre y cuando las manos no se vean visiblemente sucias. En este caso, será necesaria la higienización con agua y jabón previamente