Las vacaciones se constituyen como un derecho que favorece no sólo al trabajador, sino también a la empresa.
El descanso en la vida de una persona es una “pausa” necesaria para tomarse un tiempo personal, lejos de las responsabilidades laborales y de la rutina diaria. Diversas investigaciones aseguran que tomarse días de descanso beneficia la salud mental de los empleados, incrementa la satisfacción que genera el trabajo y contribuye a disminuir los niveles de estrés.
Que las empresas puedan concebir el período de descanso como una cuestión necesaria en la vida de las personas y que, por ende, le otorguen la importancia que amerita, ubicándolo al mismo nivel que otras estrategias de gestión, posibilita varios beneficios para ambas partes, entre los cuales se destaca, la mejora de la productividad y el clima laboral.
Si bien planificar las fechas de vacaciones puede suponer un contratiempo para quienes lideran grupos de trabajo, es importante que puedan organizarse de modo de garantizar este derecho y proveer los instrumentos necesarios para que las mismas puedan ser aprovechadas, convirtiéndolas en verdaderas vacaciones y que no sean estresantes en sí mismas.
Es muy común que en instancias previas a este período, los colaboradores lleguen cansados porque han tenido que trabajar más intensamente, en ocasiones con incremento de la jornada laboral, para adelantar tareas o entrenar al compañero que vaya a reemplazarlos. En otros casos, y muy frecuentemente en la época actual, los trabajadores se llevan tareas pendientes o bien permanecen siempre conectados con la oficina. Esto se suma a los preparativos personales inherentes a las vacaciones (valijas, reservas, gastos, cuidado del hogar, etc).
Por otro lado, este período suele vivirse para muchos, en términos de “todo o nada”, con presión y demasiada expectativa, pretendiendo vivir la vida en 10 o 15 días, entendiendo el año como una “carrera de velocidad y no de resistencia”. Afirmaciones tales como “es el único momento en el año”, “nada puede salir mal”, “tengo que descansar y pasarla bien”, podrían contribuir al incremento del estrés si llegase a existir algún contratiempo que empañara esas tan ansiadas vacaciones.
En consonancia con la vida “sin pausa” en la que se vive hoy en día y con un mercado laboral cada vez más exigente, los puntos mencionados anteriormente contribuyen al incremento de los niveles de estrés e interfieren en el verdadero descanso.
Se considera que una manera de contribuir a que las vacaciones se vivan de manera saludable, sería proveer a los colaboradores de mecanismos que permitan minimizar los efectos estresantes que podrían existir en un período previo a las mismas.
En este punto, las empresas podrían tener en cuenta algunas consideraciones:
- Evitar la postergación e interrupción.
- Generar programas para posibilitar la reinserción gradual con el fin de minimizar los síntomas asociados al estrés post vacacional (técnica “soft landing” o “aterrizaje suave”).
- Colaborar con el trabajador que está en la víspera de sus vacaciones para que llegue con sus tareas del mejor modo posible.
- Dejar a criterio del colaborador la conexión con la oficina (en muchos casos y en determinados tipos de personalidades, al contrario de lo que se piensa comúnmente, disminuye la ansiedad).
- Evitar generar una cultura organizacional en la cual se transmita implícitamente la presión de conectarse con la oficina y el mensaje de “empleado irresponsable” si decide no hacerlo.
- Posibilitar períodos cortos de vacaciones varias veces en el año, en lugar de un solo período de descanso largo, en consonancia con algunas investigaciones en la temática que sostienen que el rendimiento es mayor debido al alejamiento de la rutina durante varios períodos en el año.
Cabe mencionar que estas consideraciones son generales, con lo cual es relevante redefinirlas adecuándose a la particularidad de cada grupo de trabajo.
En conclusión, se considera que si las empresas contribuyen desde su lugar a posibilitar que las vacaciones no se conviertan en un factor más de estrés, facilitando que se vivan como un verdadero descanso en el cual los empleados tengan la posibilidad de reinventarse y prepararse para un nuevo desafío al regresar, esto se verá reflejado en un mejor rendimiento de la productividad y bienestar laboral.